Un ETF (Exchange-Traded Fund, por sus siglas en inglés) es un tipo de instrumento financiero que combina características de un fondo de inversión y de una acción.
Se negocia en bolsas de valores, al igual que una acción, y tiene como objetivo replicar el desempeño de un índice subyacente específico, como el S&P 500 o el NASDAQ.
Un ETF está compuesto por una cesta diversificada de activos, como acciones, bonos, materias primas o una combinación de ellos.
Al invertir en un ETF, los inversores obtienen una participación proporcional en los activos subyacentes.
Esto permite que los inversores obtengan exposición a un amplio mercado o sector sin necesidad de comprar cada uno de los activos individuales.
Una de las ventajas de los ETFs es que ofrecen liquidez y flexibilidad, ya que se pueden comprar y vender durante el horario regular de mercado.
Además, suelen tener costos de administración más bajos en comparación con los fondos mutuos tradicionales.
También permiten a los inversores diversificar su cartera y obtener exposición a diferentes clases de activos de manera más sencilla.
Es importante tener en cuenta que, al igual que cualquier inversión, los ETFs conllevan riesgos.
El valor de un ETF puede fluctuar en función del desempeño de los activos subyacentes y existen riesgos asociados con la inversión en el mercado en general.
Por lo tanto, es recomendable investigar y entender el ETF en el que se desea invertir antes de tomar una decisión.
Los ETFs son creados por entidades financieras especializadas, generalmente sociedades gestoras o gestoras de activos.
Estas entidades diseñan y estructuran el ETF, definiendo el índice subyacente al que estará ligado y determinando los activos que conformarán su cartera.
Una vez que la entidad gestora crea el ETF, se encarga de llevar a cabo los trámites necesarios para listar el fondo en una bolsa de valores.
Esto implica cumplir con los requisitos regulatorios y de presentación de informes establecidos por los organismos competentes.
Además, para que los ETFs puedan operar en el mercado secundario, donde los inversores compran y venden las participaciones, se requiere la participación de otros actores clave, como los creadores del mismo.
Estos son instituciones financieras o intermediarios que se comprometen a proporcionar liquidez a los ETFs, asegurando que haya compradores y vendedores dispuestos en todo momento.
En resumen, los ETFs son creados gracias a entidades gestoras de activos, quienes diseñan y estructuran los fondos, y colaboran con otros participantes del mercado para garantizar su operación y liquidez.
El 9 de enero de 2024, la Comisión de Bolsa y Valores de los Estados Unidos (SEC) publicó un tuit en el que afirmó que había aprobado los fondos cotizados en bolsa (ETF) de bitcoin al contado en los Estados Unidos.
En el tuit, la SEC dijo que los ETF de bitcoin al contado proporcionarían a los inversores exposición directa al precio de bitcoin sin requerir que lo compraran ni se preocuparan por la custodia propia.
Sin embargo, el presidente de la SEC, Gary Gensler, desmintió rápidamente el tuit. Gensler dijo que los funcionarios de la SEC no lo habían redactado.
El mismo día, la SEC publicó un comunicado en el que reiteraba que el tuit era falso. El comunicado decía que la SEC no había aprobado la cotización ni la comercialización de productos negociados en bolsa de bitcoins al contado.
La aprobación de los ETF de bitcoin al contado habría sido un hito importante para la industria de las criptomonedas. Los ETF son productos de inversión que siguen el precio de un activo subyacente, como una acción, un índice o una materia prima.
Los ETF de bitcoin al contado habrían permitido a los inversores estadounidenses acceder a bitcoin de forma indirecta, a través de un producto regulado por la SEC.
La decisión de la SEC de no aprobar los ETF de bitcoin al contado ha decepcionado a muchos inversores en criptomonedas. Sin embargo, la SEC ha dejado claro que sigue evaluando las solicitudes de ETF de bitcoin al contado, y es posible que la aprobación se produzca en el futuro.